Publicidad Olivetti Lettera 32 |
Los primeros testimonios del uso de la escritura son del cuarto milenio antes de nacer Cristo. Desde entonces la humanidad ha podido fijar la palabra, y gracias a ellos trascender el tiempo. Si pudiéramos viajar a cinco mil años por minuto, saliendo de la vieja Mesopotamia en la que comenzó todo llegaríamos a la Valencia del año 1474, donde una de las primeras imprentas de Europa, la del maestro Lambert Palmart, editaba “Les Trobes en lahors de la Verge Maria”.
Aunque en China posiblemente ya se conociera una máquina de impresión de tipos móviles, no será hasta mediados del siglo XV europeo cuando el alemán Johannes Gutemberg invente la imprenta: un ingenio mecánico capaz de producir múltiples copias de un mismo original. Hasta entonces la edición de la palabra escrita era manuscrita, y en su caso replicada minuciosamente por copistas.
Fue a finales del siglo XIX cuando con la invención de la máquina de escribir la impresión tipográfica se individualiza. El primero de esos ingenios mecánicos, con impresión frontal y notorio éxito comercial, fue la máquina estadounidense Underwood (1896).
Underwood 1896 |
En España la primera máquina de escribir de impresión frontal fue la “Victoria” (1913), fabricada en Valencia (otra vez Valencia) por Abelardo Toledo en los talleres Ferrer y Toledo.
Victoria 1913 |
Más de cien años despues de esa primera “Victoria” esta historia se reinicia paseando por un intrascendente mercadillo callejero.
Dicen que cuando en el año 2009 se subastó por Christie la Lettera 32 del escritor Cormac McCarthy, un comprador anónimo pagó 254.500 dolares por ella.
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Yo desembolsé 18 euros, todo lo que disponía en ese momento, por una máquina similar. Seguro que la satisfacción que obtuve por mi compra no es menor que la que supongo al rico coleccionista estadounidense.
Y lo confieso: del tal Cormac no he leído nada.
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La Lettera 32 estaba sucia, reseca y carecía de funda, pero parecía tener todo en su sitio y ser capaz de volver a funcionar. Es relativamente fácil devolver la vida a estos “qwertys” mecánicos con aceite, trapo y un pincel. Lo irrecuperable en la mayoría de los casos es la cinta de tinta, disponible en internet, aunque el precio con porte incluido acabe superando el de la propia máquina. Mejor buscar en esas papelerías antiguas que tenían de todo.
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La empresa Olivetti fue fundada en 1908, en la localidad italiana de Ivrea. La primera máquina de escribir que fabricó en serie fue la “M1”.
Olivetti M1 |
En 1929 se constituyó en Barcelona la compañía Hispano Olivetti, que llegó a ser una de las plantas más productivas de su sector fabricando en la década de los setenta un millón de máquinas al año.
Lettera 32 |
A principios de los años sesenta del siglo XX la oferta básica de Olivetti estaba compuesta por la portátil “Pluma 22”, la semistandard “Studio 44” y la standard “Lexicon 80”.
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La Lettera 32, diseñada en 1963 por Marcello Nizzoli, y que acabó siendo uno de los modelos más populares de Olivetti, fue la sustituta de la Pluma 22. Sus medidas en centímetros son 34, 35, 10. La 32 estaba catalogada como transportable, pese a sus casi seis kilos de peso, seguramente por la funda con asa que se proporcionaba.
A mi adquisición le faltaba precisamente eso: la funda que había buscado sin resultado porque todas se vendían con su correspondiente máquina dentro. Además, ese accesorio original de la Lettera 32 no fue precisamente diseñado para durar mil años. Está hecho de cartón duro recubierto de material sintético, tipo polipiel en el exterior, y algodonado en el interior. Lo habitual era encontrarlo bastante deteriorado.
En ese mismo mercadillo callejero encontré la solución por 6 euros. Una máquina inservible, dentro de una funda relativamente aceptable. La máquina ya está desguazada para aprovechar todas las piezas como posible recambio, y la funda, restaurada y limpia.
La máquina y su funda, según la siguiente etiqueta interior, fueron vendidas en su época por
José Garrigós Ruiz
Máquinas para oficinas
MATEMÁTICO MARZAL, 27-B-IZQ
TELEF. 3515074 * 46007 VALENCIA
Una época sin duda posterior a 1982, año en el que se introduce en España el sistema de código postales. Era posiblemente una de las últimas series de la Lettera 32, que ya no tiene el viejo logo de Olivetti en la tapa movible, y ha cambiado el rotulo trasero eliminando la referencia a la planta de Barcelona.
La historia de esta Lettera 32 es parte de la historia de la cultura material humana. Su naturaleza mecánica evidencia un tiempo anterior al que hoy vivimos.
Cualquier tiempo pasado no fue necesariamente mejor, pero desde luego fue distinto.